Ningún viaje a Acapulco está completo sin una visita a La Quebrada. Observa a los clavadistas lanzarse desde las alturas y sumergirse en el mar. Desde sus inicios en 1934, este espectáculo temerario ha sido una tradición y un emblema del turismo mexicano. Comprueba por qué hasta hoy sigue cautivando a millones de visitantes.
A lo largo del día, se realizan cinco exhibiciones de clavados. Los clavadistas deben coordinar sus presentaciones con las olas, a fin de poder zambullirse cuando las aguas tengan la mayor profundidad. La primera exhibición se realiza temprano por la tarde. Aunque también puedes optar por las presentaciones en la noche. En estas últimas exhibiciones, los clavadistas se lanzan al mar con antorchas en las manos, que se apagan al sumergirse en el mar. El espectáculo se disfruta en cualquier de sus horarios sin embargo, las presentaciones de la noche son las más impactantes.
Observa a los clavadistas lanzarse sin ningún tipo de equipo o protección especial desde lo más alto del acantilado. Desde este punto, estos hombres valientes alcanzan a sumergirse hasta 41 metros (136 ft) de profundidad o más. Tomando en cuenta lo angosto del canal y la altura, los clavadistas pasan años preparándose antes de dar su primer salto.
El espectáculo puede verse desde dos miradores. El acceso al primero es gratuito y tiene una estupenda vista de La Quebrada sin embargo, se llena de gente rápidamente. Para tener una mejor perspectiva, sube al mirador más pequeño para ver por encima de los clavadistas. Para acceder a este mirador hay que pagar una entrada.
Otra opción es reservar una cena en La Perla, para contemplar el espectáculo desde sus instalaciones. El restaurante cuenta con una terraza al aire libre y ofrece deliciosos platillos para deleitar tu paladar mientras observas los clavados.
Y si buscas un sitio más tranquilo para ver la exhibición, dirígete al anfiteatro Sinfonía del Mar. El ambiente aquí es relajado y la vista es más amplia, ya que está un poco más alejado de La Quebrada.
Media hora es suficiente para observar los clavados. El espectáculo es gratuito sin embargo, los clavadistas suelen pedir propinas caminando entre el público del mirador. No te pierdas esta experiencia en La Quebrada, un sitio que generaciones de valientes clavadistas han convertido en una atracción legendaria casi por un siglo.