En nuestra visita a Casa Duna, en Playa Chiquita de Talamanca, Limón, Costa Rica, tuvimos una experiencia bastante desagradable. Rentamos esta propiedad porque queríamos disponer de una piscina privada. Nuestra sorpresa fue que al llegar el agua de la piscina estaba turbia. Recibimos una solución momentánea, al permitirnos utilizar la piscina de otra de las casas de la Villa, con la condición de que solo fuera en los momentos que no estuviera ocupada. Esto no fue por lo que pagamos. Y aunque sabemos que los imprevistos suceden, una buena administración se comunica con los huéspedes y les indica los inconvenientes, ofreciendo opciones para toda la estadía sin que sean los huéspedes quienes tengan que ir descifrando día a día, qué va a suceder con el uso y la limpieza de la piscina. Por otro lado, reportamos que las toallas de baño estaban sucias y la respuesta fue que el agua las mancha. Hemos estado en la zona hospedados en varios lugares y nunca hemos tenido toallas "manchadas". Y si fuera así, vemos que estas deben ser cambiadas con periodicidad. El escurridor de platos estaba herrumbrado, y como sabemos el clima afecta ciertos materiales, por lo que deben buscar utensilios que no se deterioren o bien cambiarlos periódicamente. Reportamos que la caja de seguridad presentaba problemas para cerrarla y no tenía las baterías completas, nunca llegó nadie a solucionarlo, aunque se nos dijo que iba a llegar alguien. Recibimos mensajes confusos por WA que nunca entendimos.