La imponente construcción de la Catedral de Rennes constituye un ícono religioso de la ciudad. Su decoración neoclásica y el gigantesco emblema del Rey Sol la convierten en uno de los lugares más famosos de la zona. Recorre la espaciosa nave de la iglesia y disfruta de la tranquilidad que emana de este lugar.
Mientras recorres la iglesia, aprende sobre su fascinante historia. Algunos sectores del edificio se construyeron en el siglo XII. Más adelante, en el siglo XVIII, el edificio fue parcialmente demolido y reconstruido un siglo después. Presta atención a la combinación de estilos arquitectónicos de distintas épocas. La iglesia es conocida por el contraste entre la fachada simple y oscura, y el interior exuberante y cálido.
Admira la inmensa nave y las enormes columnas a los costados. Contempla las pinturas que se inspiran en el arte pictórico del Palais du Parlement. Mira los bloques de un inusual tipo de mármol frente al altar. Este mármol, un regalo del Papa Pío IX, proviene del Foro Romano.
Contempla los impresionantes vitrales que representan el escudo de armas. Alza la mirada al techo y contempla el diseño artístico laminado en oro. Recorre las interesantes capillas laterales.
La evidencia indica que un edificio religioso existía en este lugar desde el siglo VI. En el siglo XIX, la iglesia no estaba en condiciones de ser utilizada, por lo que Notre-Dame en Saint-Mélanie fue elegida como sustituto para los feligreses de la comunidad.
La Catedral de Rennes se encuentra cerca de la Place du Parlement en el centro de la ciudad. Toma el metro hasta la estación Sainte Anne o République, que están a dos minutos a pie desde la catedral. Muchas de las principales atracciones de Rennes, como el Museo de Bellas Artes y el Palais du Parlement están en los alrededores de la catedral. La iglesia abre todos los días por la mañana y por la tarde, con un breve receso al mediodía. Asiste a la misa del domingo cerca del mediodía.