Ve las montañas, plantíos de plátanos, la selva y las playas caribeñas de la Costa Norte de Honduras. Disfruta de rincones relajantes en las islas y playas o bucea y aventúrate en la selva. Visita históricos pueblos costeros, entra a catedrales coloniales y observa a las tortugas poner sus huevos en la playa.
Fuera de la temporada alta entre diciembre y febrero y de Semana Santa, son los viajeros más intrépidos los que vienen a la Costa Norte de Honduras por sus recorridos de ecoturismo.
Si vuelas al aeropuerto internacional que hay en San Pedro Sula, podrás visitar la enorme catedral de la ciudad, Parque Central y el Museo de la Naturaleza antes de dirigirte a la costa. Toma en cuenta que la pobreza y el crimen relacionado con las bandas han afectado a la ciudad y sus residentes, así que toma las precauciones necesarias. Si eres un viajero experimentado, esto poco hará para frenarte y disfrutar de la espectacular naturaleza de la región, ya que sus pintorescas islas tropicales están a un corto vuelo de distancia. La vida marina del área cubierta de palmeras de Roatán y Utila es asombrosa y las tranquilas y templadas aguas son el sueño de cualquier buzo.
También puedes llegar a estas islas en transbordador, tomando primero un autobús hasta el puerto de La Ceiba. En tu camino hacia el este, pasa unos días tranquilos en un humilde bungalow en Playa Tela. En La Ceiba puedes salir de excursión en el Parque Nacional de Pico Bonito para que veas monos y nades o navegues en balsa cerca de las cascadas.
Para el tramo final del trayecto hacia la Costa Norte, vuela hasta el municipio de Brus Laguna y explora la biodiversidad de la selva conocida como La Mosquitia. Pasa una noche en el pueblo de Plaplaya con los Garífuna afroamericanos para que veas su proyecto de conservación de la tortuga marina.
Entre Brus Laguna y La Ceiba está el histórico Trujillo con sus restaurantes y bares a lo largo de la playa. Es vigilado por los cañones del fuerte colonial de Santa Bárbara.
Cuando recorras la Costa Norte de Honduras, busca consejos de seguridad con los lugareños para que disfrutes al máximo tu estadía en esta asombrosa región. Además, adáptate al ritmo más lento de la vida en este lugar y deja tus preocupaciones para después, ¡porque mañana será otro día!