Visita El Octágono y admira la increíble catedral y el ayuntamiento de estilo victoriano. Relájate en uno de los cafés al aire libre o recuéstate sobre el césped y escapa de las calles congestionadas de la ciudad. La plaza central de Dunedin, que tiene ocho lados, es el lugar ideal para dar inicio a tu recorrido por la ciudad.
Comienza tu paseo en el centro del Octágono y podrás ver la estatua del poeta escocés Robert Burns. El sobrino de Burns, Thomas, fue uno de los fundadores de la ciudad. Siéntate junto a una de las pintorescas fuentes de la zona y admira la arquitectura que te rodea, o reta a tu compañero de viaje a una partida en el tablero de ajedrez gigante.
A pocos metros, en el cuadrante noroeste, podrás ver la impresionante Catedral de San Pablo. Esta catedral del siglo XX cuenta con elegantes vitrales y dos altos chapiteles que decoran la fachada principal.
Junto a la catedral, podrás ver el Ayuntamiento de Dunedin. Este es uno de los pocos edificios victorianos de Nueva Zelanda que se sigue utilizando para su propósito original: la sede del ayuntamiento. Levanta la mirada y contempla el impresionante campanario ubicado sobre la entrada principal, y admira las ventanas en arco y la delicada mampostería de la fachada.
La Galería de Arte Pública está al suroeste de la plaza. Aquí podrás observar una gran cantidad de pinturas y esculturas de todo el país. Consulta la cartelera en el complejo de cines y en el Teatro Regent, ubicados a pocos metros de la galería.
Haz una pausa y siéntate en uno de los cafés que bordean las calles. De regreso al centro del Octágono, encontrarás muchos espacios verdes para descansar y observar a los lugareños mientras se pasean por la plaza.
El Octágono conecta las calles George Street y Princes Street en el corazón de la ciudad. Además de ser un popular centro de transporte, El Octágono también está a pocos metros de la mayoría de los hoteles y lugares turísticos.