Nos ha encantado este pueblo y sus gentes. Nos acogieron como si viniesemos todos los findes.
El propietario un encanto de persona y las tostadas y tarta que nos dejó estaban riquisimas, todo un detalle.
Los crios encantados, han hecho hasta amiguitos con otros niños del pueblo.
Hay un perro blanco llamado Bobby que es como para llevarselo con uno, juguetón, cariñoso, sociable, sin palabras me quedo.
Nos ha gustado mucho la experiencia, nos estamos planteando hasta volver de nuevo.