Pasea por las calles desiertas del pueblo fantasma de Kayaköy, un antiguo pueblo griego cerca de Fethiye, en la ancestral Licia. Cientos de casas e iglesias conforman este museo al aire libre, construido en el emplazamiento de la civilización antigua de Carmylessus. El pueblo fue fundado en el siglo XVIII y sus habitantes, en su mayoría griegos ortodoxos, lo abandonaron en 1923, después de un tratado entre los gobiernos turco y griego.
Explora las calles misteriosas de Kayaköy y observa las filas de casas sin ventanas ni techos, un verdadero asentamiento en ruinas. Sube las escaleras de piedra erosionadas que conducen a las calles y laderas de la aldea. Contempla la fuente que data del año 1888. Explora la Iglesia Menor y la Iglesia Mayor y distingue las iglesias griegas ortodoxas gracias a sus bóvedas impresionantes. Camina hasta la Pequeña Capilla ubicada en la cima de la colina, a unos 20 minutos a pie de la Iglesia Menor, en un sendero marcado por puntos rojos. Deleita la mirada con los magníficos paisajes del mar y el valle al otro lado de la colina.
El pueblo quedo vacío por un intercambio de población obligatorio acordado por los gobiernos turco y griego, tras las tensiones políticas derivadas de la Guerra greco-turca. Como resultado, la población griega se vio obligada a abandonar el pueblo. Los únicos signos de vida en las calles son algunos vendedores, unos cuantos restaurantes y hoteles tipo pensión.
Puedes entrar y salir de Kayaköy por una de las dos veredas. Camina ocho kilómetros (casi 5 millas) hacia el norte, rumbo a Fethiye y Ovacık, donde comienza una famosa red de senderos en Licia. Otro camino conduce desde la Iglesia Mayor hacia Ölüdeniz, donde sin duda quedarás maravillado ante la maravillosa Laguna Azul de Turquía.
Llega a Kayaköy caminado o en motoneta y toma una de las carreteras serpenteantes a través del valle de Fethiye e Hisarönü Una red de minibuses (conocidos como dolmuş) pueden llevarte de Fethiye al "pueblo fantasma" y de regreso, y también pasan por Ölüdeniz en los meses más cálidos. Se cobra una cuota de entrada para entrar al pueblo fantasma.