Manono es la tercera isla más grande de Samoa, y te tomará poco más de dos horas recorrerla a pie. Así que tómate tu tiempo al elegir tu playa favorita y refréscate en las tranquilas lagunas o descansa bajo la sombra de las palmeras. Aprovecha tu paseo para explorar el interior de la isla, donde podrás conocer sitios arqueológicos impresionantes. Si tienes tiempo de pasar la noche aquí, duerme en una choza tradicional conocida como fale, y saborea comida tradicional preparada por los amistosos lugareños.
Manono mide solo tres kilómetros cuadrados (una milla cuadrada). Con una población de menos de mil personas, repartidas en cuatro tranquilas aldeas pesqueras, esta isla es un paraíso de paz y quietud. En la isla está prohibida la presencia de coches, bicicletas, perros y caballos. La electricidad llegó hasta 1995, aunque parece que poco ha afectado la forma de vida tradicional.
Cuando la marea baja, explora los estanques de piedra que se forman en las caletas, y nada en las transparentes aguas de la laguna cuando sube la marea. Trae tu visor, aletas y esnórkel para sumergirte en el agua y ver coloridos peces y corales en este ambiente marino protegido.
Asegúrate de visitar también los sitios históricos de Manono. El monte Tulimanuiva, de 110 metros (360 pies) de altura, es la montaña más alta de la isla, y en su cumbre encontrarás la antigua estrella de doce picos. Dirígete a la aldea de Lepuiai para que veas la Tumba de 99 Piedras. Se dice que cada una de las piedras representa a una de las esposas de Vaovasa, un antiguo jefe tribal.
Llega a Manono a bordo del transbordador desde Manono-uta, en la isla de Upolu. El viaje dura alrededor de 20 minutos. Puedes ver con facilidad todos los sitios en un día, aunque si las transparentes aguas y el sereno ambiente tienen un atractivo irresistible para ti, entonces haz arreglos con un lugareño para pasar una noche o dos en una fale tradicional. Toma en cuenta que los domingos son estrictamente para ir a la iglesia y que casi todos los negocios de la isla cierran.