Quédate un rato en el Mirador de Atalaia (Mirante do Pontal do Atalaia) para entender las razones por las que Arraial do Cabo a menudo se conoce como el Caribe brasileño. Extiende tu visita al Mirador de Atalaia al dirigirte a las playas vírgenes y nadar en el agua deliciosa.
Para acceder al mirador hay que recorrer un camino empedrado que comienza en la esquina suroeste de la ciudad. Si caminas desde el centro de la ciudad, tardarás unos 30 minutos en llegar aquí. Sube la colina y voltea hacia atrás para ver los techos de la ciudad con un fondo de colinas verdes y agua resplandeciente. Observa la vegetación espesa en el camino, que incluye desde cactus hasta arbustos. Toma un taxi o renta una bicicleta si prefieres evitar la caminata.
Al llegar al mirador, disfruta un paisaje que abarca varios kilómetros de la costa encantadora y el agua azul. Voltea hacia el oeste para ver la interminable extensión de arena blanca de la Playa Grande. También puedes ver la Playa Brava hacia el este. Con su vista orientada hacia el oeste, este es un sitio muy popular para ver el atardecer. Llega en las últimas horas de la tarde, siéntate en la orilla del pasto y espera a que comience el espectáculo natural.
Continúa tu aventura al caminar una hora hasta la playa de Pontal do Atalaia. Hay una escalera de más de 200 escalones que proporciona acceso por una colina. Al llegar a esta playa, quítate los zapatos, siente la arena suave entre tus dedos y sumérgete en el agua cálida y tranquila. En los puestos de comida se venden botanas y refrescos. Consulta a los propietarios de los barcos sobre la posibilidad de regresar a la ciudad a bordo de un ferry de pasajeros.
Otra opción es pasar el rato en la tranquila Playa Brava. Esta playa se encuentra a solo 20 minutos a pie o 5 minutos en auto del mirador. Cuando la marea está alta, el agua cubre casi toda la arena.
El Mirador de Atalaia es una atracción ideal para visitar en cualquier momento del día. Si viajas en auto, puedes estacionarte junto a la carretera o en el retorno. El camino desde el mirador hacia la playa de Pontal do Atalaia es estrecho, por lo que hay que tener cuidado con los ciclistas, excursionistas y otros vehículos.