El personal muy amable, en especial Sebastian, de recepción y otro chico brasileño que también nos atendió, que además hablaban español.
Otro punto a destacar es el fabuloso desayuno, con todo tipo de opciones y un personal fantástico, muy pendiente de la limpieza y reposición, una maravilla.
Aunque no está en el centro de Oslo se llega fácilmente en metro a la parada más próxima, que es Hasle, y luego un breve paseito hasta el hotel.
Repetiríamos seguro en este hotel.