Pastéis de Belem es una de las pastelerías más conocidas y más concurridas en un país famoso por sus deliciosos dulces. Sin importar el horario en que llegues, lo más probable es que haya una fila de personas esperando afuera. Vale la pena la espera cuando pruebas la fina corteza crujiente y el caliente centro de natilla. El pastel de nata es el dulce insignia de Lisboa.
La leyenda cuenta que los monjes católicos cocinaron por primera vez estas delicias locales a finales del siglo XVII, en el cercano Monasterio de los Jerónimos. En aquel entonces, para ganar dinero, los monasterios tenían granjas de pollos que producían grandes cantidades de huevos. Si bien las claras de huevo se utilizaban para muchas aplicaciones, desde almidonar la ropa hasta hacer vino de Oporto, las yemas sobrantes se utilizan para productos horneados, como el delicioso pastel de nata.
Las puertas de Pastéis de Belem han estado abiertas desde 1837. Es costumbre comer el pastel más popular con mucha canela y azúcar en polvo. Un café con leche o un vaso de leche son el acompañamiento perfecto para esta delicia. También hay una amplia variedad de otros manjares rellenos de mermelada y con glaseado de chocolate para elegir. Por eso, puedes planear esta parada más de una vez en tu itinerario.
Pastéis de Belem se encuentra en la zona de Belem. Puedes llegar fácilmente en tranvía y camión. La tienda está abierta todos los días. Los precios son razonables, y el ambiente es relajado y sencillo. Ten en cuenta que, por lo general, hay que esperar para conseguir una mesa, y es posible que debas hablar fuerte para llamar la atención de un mesero en este lugar muy concurrido.
Visita las atracciones cercanas, como el Monasterio de los Jerónimos, donde se cree que se inventó el pastel de nata. La histórica zona de Belem se encuentra en el paseo marítimo, donde hay muchos monumentos dedicados a los exploradores de Portugal.