Este lugar céntrico, oficialmente llamado Praca Dom Pedro IV, se conoce más comúnmente como la Plaza Rossio. A cualquier hora del día puedes encontrar mucha gente reunida en las cafeterías ubicadas en las orillas de la plaza.
Camina por la plaza y observa el pavimento de mosaico ondulado, que es bastante inusual. Las líneas curvas, que alternan entre los tonos de piedra clara y oscura, generan una sensación de movimiento. Aunque la plaza se fundó en el siglo XIII, el pavimento se agregó hasta mediados del siglo XIX. Después de que lo instalaron aquí, este tipo de pavimento se hizo muy popular y se extendió por todo Portugal, con lo que más tarde apareció en otras antiguas colonias portuguesas, como Brasil.
En el centro de la plaza se encuentra el gran monumento a Dom Pedro IV, un antiguo rey portugués y el primer emperador de Brasil.
Observa las dos grandes fuentes ubicadas a ambos lados del monumento. Estas dos fuentes barrocas erigidas en 1889 son idénticas y cuentan con esculturas que representan figuras míticas. Regresa a la plaza en la noche para ver las fuentes iluminadas. Voltea hacia el extremo norte de la plaza para ver el Teatro Nacional de D. María II, un edificio de estilo neoclásico que es el foro de artes escénicas más importante de Lisboa.
Toma un café y observa a la gente desde una de las cafeterías ubicadas en los alrededores, algunas de las cuales han estado aquí durante un siglo o más. Las terrazas son lugares ideales para observar lo que sucede en la plaza, como los artistas callejeros que entretienen a los turistas, los empresarios que se lustran los zapatos o los amigos que se abrazan al saludarse.
La Plaza Rossio se encuentra en la zona de Baixa, en Lisboa. Para llegar aquí, viaja en el metro hasta la estación de Rossio. La Plaza Rossio es un lugar público, por lo que está abierta todo el tiempo y el acceso es gratuito.