Guadalupe fue una anfitriona perfecta!
la casa es muy grande, tiene 4 habitaciones bien equipadas. El sitio es muy tranquilo, se trata de una pequeña aldea con pocos vecinos y con pocas casas. No hay tiendas, pero el coche del pan viene todas las mañanas y también entre semana algún otro camión vendiendo quesos, pescados, etc...
Nos sentimos muy cómodos allí, y Guadalupe estuvo atenta en todo momento.
Eso sí, tenéis que tener en cuenta que es una casa de pueblo, el mobiliario es bastante antiguo y los cuartos de baño también, regular el agua caliente nos llevó un tiempo.
Si buscas tranquilidad, casa grande y cómoda, y estar fuera del bullicio de una ciudad, éste es tu alojamiento perfecto. La zona además es extraordinariamente bonita.
Ah! también tiene un huertecito donde pudimos coger unos pimientos de padrón y unas lechuguitas exquisitas.
Si volvemos por allí, elegiremos este alojamiento de nuevo!!!