Estuvimos cuatro noches geniales en el caserío. La fachada es preciosa, así como el jardín que la circunda. Hay columpios y hasta una cama elástica para deleite de niños -y no tan niños-. Las vistas a la campiña y al pueblo son estupendas. La ubicación también es perfecta, porque está en un entorno rural muy tranquilo pero solo a 10 minutos de Donostia y a menos de media hora de atractivos turísticos como Zumaia, Zarautz, Pasaia, Hondarribia o País Vasco francés. Eso sí, el coche es imprescindible. El apartamento es pequeño, quizás demasiado, sobre todo el baño. Lo mejor del apartamento, su enorme terraza para esas cenas de verano. Bien equipado en general. Aunque tiene WIFI, la señal es tan mala que es como si no existiera. Ni falta que hace, en el fondo, porque a este paraíso se viene a desconectar, ¿no? Gracias a Maite y familia por su simpatía. Nunca olvidaremos el viaje ni tampoco a ese cariñoso perrito Rocky.