Merece la pena el hacer cerca de 700 km y alojarse en la casa del Arriero en Sangarcia. Si propietaria Carmen, un encanto de señora, nos enseñó la casa ofreciéndose en todo lo que necesitáramos y aparte de eso nos orientó con hacer algunas visitas que fueron las que más nos gustaron. Así da gusto de viajar. La casa era tal como viene anunciada, cómoda y muy acogedora