En el archipiélago Tuamotu podrás relajarte, explorar uno de los atolones más grandes del mundo, practicar buceo, comprar perlas negras y probar vino local.
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Esta impresionante estructura resulta el triunfo arquitectónico por excelencia de la ciudad debido a sus resplandecientes características coloniales, pintorescos jardines y la icónica torre del reloj.
Este accidentado templo volcánico, emplazado en un rincón escondido de la isla, ofrece un vistazo hacia una época en la que las tribus gobernaban la Polinesia.