Practica esnórquel en aguas claras, monta a caballo por frondosas montañas y almuerza pescado fresco en los restaurantes de esta isla tranquila y paradisiaca.
Explora esta catedral pintada de rojo y amarillo. Es la iglesia católica más antigua de Tahití y es un símbolo de la presencia colonial francesa del siglo XIX.
Esta impresionante estructura resulta el triunfo arquitectónico por excelencia de la ciudad debido a sus resplandecientes características coloniales, pintorescos jardines y la icónica torre del reloj.