Un paseo por este jardín tranquilo y colorido es el punto culminante de un viaje a Tokio en cualquier época del año. Es especialmente conocido por las flores de cerezo en primavera.
Este santuario, ubicado en un gran parque lleno de miles de árboles de todas partes de Japón, está dedicado a un emperador muy querido y ofrece tranquilidad a los visitantes.