Desde la cima de la Montaña del Mono hasta la costa de la isla Cijin, la capital portuaria de Taiwán brinda vistas pintorescas del malecón, bulliciosos mercados nocturnos y tesoros culturales.
Más de 4,500 paneles de vidrio de colores se combinan para crear esta obra de arte que permite el paso de la luz, ubicada en el centro de una ajetreada estación de trenes.
Desde la cima de la Montaña del Mono hasta la costa de la isla Cijin, la capital portuaria de Taiwán brinda vistas pintorescas del malecón, bulliciosos mercados nocturnos y tesoros culturales.
Más de 4,500 paneles de vidrio de colores se combinan para crear esta obra de arte que permite el paso de la luz, ubicada en el centro de una ajetreada estación de trenes.