La vid y el vino han estado presentes en Cerdeña desde hace unos 5.000 años, es decir, desde la Edad del Bronce.
La vocación vinícola está profundamente vinculada a la historia y la cultura de Cerdeña, así como a su entorno. Algunos de los ejemplares más antiguos del mundo demuestran que el contexto ambiental es y ha sido ideal para las vides silvestres.
Una gran cantidad de vides silvestres domesticadas en la prehistoria y la antigüedad todavía se cultivan en la actualidad: son vides nativas, verdaderos genius loci, es decir, una característica intrínseca de un entorno y de los hábitos de quienes viven allí. La producción de vino resultante tiene un fuerte carácter identificativo. Las viñas autóctonas son excelencias, expresiones de territorios, paisajes y culturas. También es una oportunidad para vivir una experiencia auténtica, a través de itinerarios que realzan el patrimonio de conocimientos milenarios. Su singularidad se traduce en singularidad de sabores y sensaciones. A través de esta experiencia, podrá vivir un viaje único y exclusivo para descubrir una copa de cinco vinos nativos, acompañados de una selección de productos locales típicos.