El recorrido comienza en el puerto/área de Civitavecchia. Conducirá hacia el norte con su conductor de habla inglesa, a través del hermoso paisaje de la Toscana. Después de unos 50 minutos en coche, llegará a Maremma. Una característica única de la Maremma es la variedad de su territorio: playas largas y cristalinas o rocas impermeables, montañas cubiertas de densos bosques, lagos y zonas llanas, colinas verdes cultivadas y áreas termales naturales. Un área atemporal, arraigada en civilizaciones antiguas: los etruscos antes y los romanos después prosperaron durante siglos dejando importantes testimonios, como lo muestran los sitios etruscos de Pitigliano, Vulci y la ciudad romana de Cosa. La degustación se combinará con una clase de cata de vinos: tendrá la oportunidad de probar una selección de vinos toscanos producidos por el enólogo.
La primera parada es visitar Montemerano. Esta ciudad floreció en la segunda mitad del siglo X, cuando los residentes de la provincia comenzaron a trasladarse tierra adentro para escapar de la malaria y las interminables invasiones bárbaras que asolaban la costa. Montemerano estuvo gobernada por una institución democrática hasta 1272, cuando cayó en manos de los aldobrandeschi. En la segunda mitad del siglo XIII, pasó a manos de los Baschi, la familia feudal que financió su expansión. A finales del siglo XIV, la «Repubblica Senese» obligó a los baschi a retirarse. En 1556, pasó a formar parte del vasto dominio de los Medici, antes de que la Lorena de Hasburgo asignara Montemerano al municipio de Manciano, donde permanece hoy. La siguiente parada será la increíble cascada de aguas termales de Saturnia, las Cascadas del Mulino, que se originan en las aguas sulfurosas de Terme di Saturnia, un spa y hotel cercano. El agua fluye del manantial natural a una temperatura de 37,5 °C (98 °C) y, gracias a la presencia de un elemento en particular, conocido como plancton termal, se cree que es bueno para la piel, así como para los sistemas digestivo, circulatorio, motor y respiratorio. Las aguas sulfurosas de Saturnia ya eran conocidas primero por los etruscos y luego por los romanos, quienes creían que las aguas termales, con sus propiedades beneficiosas, eran un regalo de los dioses. El poder del agua sulfurosa que proviene de un manantial milenario ha esculpido a lo largo de los siglos la roca blanca de travertino, dando lugar a piscinas naturales donde puede sumergirse para disfrutar de un momento de relajación y escapar de la realidad. Después de eso, la última parada será en Pitigliano, una auténtica ciudad medieval del siglo XII. También llamada la Pequeña Jerusalén toscana, se eleva sobre una enorme roca, creando una fascinante mezcla de arquitectura y naturaleza, colgando del «tufo», una piedra local entre valles verdes con una visión mágica. Admire el Palacio Orsini, la Fontana Medicea y un acueducto hecho de «tufo» del siglo XIV. Desde la plaza principal, tres calles paralelas entran en el pueblo, atravesadas por una serie de pintorescos callejones: escaleras, pequeñas arcadas y decoraciones que le ofrecerán una verdadera experiencia toscana.