Atravesando un paisaje variado, llegará al resplandeciente Mediterráneo. La joya de la costa eslovena es la ciudad medieval de Piran, escondida entre el mar y las imponentes murallas de la ciudad. La plaza central cuenta con eminentes palacios históricos, la casa natal del maestro Tartini, su monumento y su nombre. Caminarás hasta la imponente Iglesia de San Jorge con su campanario de estilo veneciano para admirar la vista sobre el maravilloso mosaico de techos, calles y plazas con el impresionante telón de fondo de la bahía.
Después de la visita turística, tendrá tiempo para descubrir los rincones escondidos de la ciudad, pasear por el paseo marítimo y degustar la sabrosa cocina mediterránea. Portorož contrasta con la histórica ciudad de Piran, ya que es una ciudad turística mundana cuyo ambiente animado se puede disfrutar durante su tiempo libre.
La yeguada de Lipica es la cuna de los lipizzanos, los nobles caballos blancos. La cría comenzó hace 400 años para satisfacer las necesidades y demandas exclusivas de los Habsburgo. Un guía local le mostrará los alrededores de la finca; verá toda una gama de magníficos animales: inciertos potros oscuros, yeguas mansas y orgullosos sementales capaces de interpretar las figuras más asombrosas de la Escuela Española de Equitación. La excelencia de los lipizzanos se puede admirar en su espectáculo, en el que sorprenden al público con una actuación sofisticada acompañada de música clásica.